viernes, agosto 11, 2017

joaquín giannuzzi. teléfono y vacío





Teléfono y vacío

 Mientras suena el teléfono y anochece
en la habitación desierta
preparo mi cabeza de comediante para simular
 la cobardía de toda una vida
ante un posible mensaje de terror.
No tengo respuestas. La época
creó parálisis ambiguas como esta.
Así crece el error de aquel que llama
apostando a un número muerto
y al crimen de esta omisión que organiza
un fracaso del otro lado de la línea.
¿Me alcanzará, sin embargo, el ajuste de cuentas,
a mí, vuelto de espaldas en la cama,
o inclinado hacia el plato de comida,
cobijando la coartada del sueño?
En alguna parte, el desconocido descubre
su propia apatía moral; escucha el timbre
que se pierde en la oscuridad
escribiendo una página ilegible: cae su rostro
melancólico y vano, dudando
 entre aceptar la humillación del vacío
o romper objetos sin porvenir a su alrededor.
Mientras suena el teléfono a través de los años.

Joaquín Giannuzzi, Buenos Aires, 1924 - Salta, 2004
de Violín obligadoen Poesía Completa, Joaquín O. Giannuzzi, edición y prólogo de Jorge Fondebrider, Sibila, Sevilla, 2009

1 comentario:

tobalcarlos@gmail.com dijo...

¡Que fuerte este poema! Lo conocí a Joaquín en lo de Hebe Solves, por los años 80 del siglo pasado, claro. Lo esperábamos con emoción en la casa de Hebe Solves. Un cuarto piso de un edificio antiguo de la calle Paraná. Los techos eran tan altos que un cuarto en realidad era un octavo. En eso Hebe anuncia que se había descompuesto el ascensor; Gianuzzi sufría del corazón y era casi imposible que subiera por la escalera. No terminaba de decirlo y Gianuzzi llegó, sobrevivió la escalada montado en sus poemas; repleto e implacable de energía crítica. Carlos Tobal